COMPLICIDAD...

David Torres Yáñez, Copyright México, Junio 2010.
Complicidad entre la fortaleza del aire y la ligereza del vidrio que estremece los nervios en un continúo crujido, como si esto fuese a reventar, así, en esa lucha entre la dinámica y la estática, uno sigue escribiendo y laborando la cotidianeidad de la soledad.

Bien tenía razón Nietzsche al describir la condición apolínea del individuo y su apreciación estética que enferma de belleza, para llegar al sentido dionisíaco en el cual nos desenvolvemos casi a diario, las luchas contínuas con uno mismo. Si bien uno busca su contraparte para fusionarse, la vida es un punto de fuga en el cual proyectamos nuestros deseos y delirios expandiendo en el lienzo la locura de la vida o la cordura.

No es que el individuo insista cada que pregunta ¿por qué algo que empieza termina?, tampoco cuando extraña el suatus quo que se revierte con uno nuevo como el de la soledad.

También cuando alguien dice "no más", no es que el individuo insista en el "sí", empero trata de salvar las circunstancias, no arrepentirse, ni dudar ante lo que viene, si no emprender un nuevo ciclo, para no salvar las apariencias se tiende a salvar circunstancias. Puede parecer tautológico, pero a final de cuentas ¿qué cosa en la vida no es una tautología? hasta cuando nos repiten "no más, no más".

Entonces en la encrucijada de las proyecciones desde el punto de fuga se van entrelazando creando un cuadro cubista en el cual se encierran las posiciones de uno y de otro, cuando se habla del amor es cuando los puntos de fuga se proyectan al unísono de un paisaje impresionista, punto por punto hasta formar un paisaje de atardecer. Cuando eso se acaba esos puntos van bifurcandose hasta mostrar la oscura soledad, que es bien simulada cuando se vuelve entregar el cuerpo y la pasión a un ente ajeno al amor anterior, van creando vacuas líneas de expresión, caminos sin rumbo fijo, deseos efímeros transformados en simples noches de estupidez.

Es por eso que las complicidades entre lo dinámico y lo estático van dando la trayectoria de este electro shock cerebral, que aumenta el dolor de la existencia.

Yo lo que digo es que la complicidad, entre el cielo azul, el aire que se precipita con la ventana, duele y vuelve a doler tanto como cuando "ella me dijo que no..." Escuchad la canción a continuación.


Comentarios

  1. :O

    enrique bunbury

    ya pues... venia viendo blogs y me encontre el tuyo

    muy bueno, seguire visitandote

    byE

    Que estes bien

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