Sociología del MP3

David Torres Yáñez Copyright México 2010

D. regresa a casa después de un día arduo de trabajo en la Universidad, en su mente pasan las palabras que por esta tarde platicó con su amiga A. quien siempre le hace ver las cosas mucho más sencillas de lo que son. En el trayecto desierto de la Universidad por ser casi las 11 de la noche, logra observar el lugar donde no ha pasado el tiempo, sí, esos edificios que son las facultades ¿cuántas historias no ha de haber de cada egresado o estudiante? ¿que tanto no ha pasado en 70 años del campus?
D. recuerda el día que se tituló de licenciado, en el camino hacia la la facultad de ciencias políticas donde presentó su examen profesional, sintió un nudo en la garganta que pudo partirle en dos el cuerpo e hizo que en diez minutos viniesen a la mente tantos recuerdos; "amigos, amores, peleas, ser golpeado por defender sus ideales, política..., tomar clases, dar clases, la maestra de italiano de la cual se enamoró", por suerte, cuestión que forjó aún más a defender sus ideas durante el examen. La maestra

"Trabajas y estas en un lugar donde no pasa el tiempo" le recordó A. a D. antes de ir a comer por la tarde. D. sigue apresurado en caminar hacia el metro ya que el recorrido es largo y la Universidad esta desierta, en lo que va fumando un cigarrillo sigue pensado en la frase de A., por lo cual haya un bonito recuerdo: "Sigue en pié, en ese mismo lugar, el árbol donde se recargó hace años una novia de D. para contemplar un partido de futbol; D. era el semigoleador. Hace unos días la última novia de D. también sentó en el mismo árbol, como presagiando nuevamente el final de una relación de noviazgo, quizá sean supersticiones absurdas, pero todo esta casi igual que aquella vez".

D. observa como los universitarios estan alcoholizados y vomitan las calles rumbo a la estación del metro, "en algún momento la univerisidad me ha pareceido como un pequeño extracto de Sodoma y Gomorra, que divertido suena eso" sonrie de medio lado y tira la colilla del cigarrillo. Ahora, trabaja en la universidad donde estudió, además de empezar una carrera académica D. trata de siempre proyectar cosas que beneficien a la universidad, aunque cuando pasa eso sale bastante castigado y no aprende.

Al abordar el metro, una chica sonríe a D. no parece bien, no parece mal, es guapa, tiene un lunar de esos que apenas se ven en el rostro, muy ténue, junto a la boca. "Oye, lees Rubert de Ventós, sobre todo, sigues leyendo los libros de la editorial del suicidio" silencio "Si, ¿no sabes que hay una estadística que la mayoría de los suicidios son en un Sexto Piso?" D. sigue observando extrañado de la conversación de tan hermosa dama, sin embargo, no es la primera conversación con ella, "¿Por qué no regresaste a la clase de latín, la maestra se quedó esperando el contenido político de La Eneida"?D. recuerda esa clase en la facultad de filosofía, era, sí, la que nunca volvió a ver, porque le repugnaba que siempre estuviera atada y pegada a su novio como un muegano, sobre todo el novio no dejaba que entablara conversación alguna con D. por lo cual, el de ciencias políticas se remitía estrictamente aprender sobre la vida de los romanos, sobre todo La Eneida. Hubo en aquel tiempo una exposición en equipo, la chica era atractiva, pero ni siquiera le incitaba hablarle, D. en ese tiempo se cegaba a sí mismo.

"Hola, perdón, no recuerdo tu nombre, esque ha pasado ya tiempo, ni siquiera recuerdo porque no regresé a la clase de latín" menciona D. con extrañamiento. "Soy Grecia y tuúeres David, si como no recordarte, la maestra te adoraba, decía que amabas más las letras que a tí mismo, de hecho, me tomé la libertad de algún día de oscio buscar en internet tu nombre y leí algo en un blog, sólo que me da pena escribir, ya que no sabia exactamente si eras tú, ahora luces mucho más delgado" D. sigue extrañado y dentro de su mente: "chanclas ¿apoco si alguien lee el blog?". "En realidad ahora estoy mucho más panzón, la verdad si adelgazé más, pero no te apures, que ya casi estoy como cuando ibamos a clase de latín juntos", "no.,te veo más delgado", "es el sweter" al final D. rompe el extrañamiento e interroga a Grecia.

En el recorrido de tres estaciones Grecia le contó a D. la pérdida de su novio, algo no muy trágico pero que en realidad le había dolido bastante, a final de cuentas, D. no quizo intercambiar teléfonos ni nada, simplemente le comentó la dirección web del blog por si quería existiese un contacto.

D. no esta nada bien, los días han sido difíciles, muchos sístoles y diástoles que no encuentran su ritmo y que parece que en algún momento pueda estallar el corazón.

D. retoma la lectura de Rubert de Ventós. Un tipo de los que les llaman "vagoneros" trae una mochila que en realidad son unas bocinas del tamaño de su espalda. Entre la mezcolanza de Juan Gabriel, Emmanuel, Camilo Sexto o Sesto, Rafael y algunos más", el tipo de la música logra vender 3 cd´s formato mp3, todo ello en un mismo vagón. Entonces resalta la observancia del científico social D. que a la vez mezcolanza literaria y sociológica logra dar el perfil de los compradores:
"Personas entre 50 y 60 años de edad, son obreros, las botas los delatan, quizá alguno de ellos se dedique a la empresa de la construcción, se dedican al trabajo pesado, por las canciones del disco mp3 que lograron convencerles, suelen ser muy apasionados, pero de esos que se ocultan tras el macho mexicano..."

Vuelve a la mente la frase de A., el lunar tenué de Grecia, las experiencias políticas de Rubert de Ventós, el sístole y eiástole rotos, los besos a la maestra de italiano, la golpiza en la universidad, el trabajo que hay que llegar hacer mañana, las clases que dar, el árbol de los presagios, la rutina cotidiana, los edificios y murales hermosos de la universidad, el día de la titulación, los besos de la maestra de italiano que amó como a nadie, Eneas, la clase de latín, la frase de A., las botas de los obreros, las manos encalladas de los que compraron el mp3, las bocinas que carga el vagonero, los chicles que siguen vendiendo más vagoneros, la despedida de Grecia, medio beso en la boca, las clases de italiano, las clases de francés, de inglés, de hebreo; las clases en la facultad de políticas, en la facultad de filosofía; las clases en la facultad de derecho, las clases que ha dado, los amigos y alumnos que ahora son sus amigos, las

Entonces, D. llega a la estación de su destino y al salir entre empujones, a pesar de los recuerdos, el nudo en la garganta, de lo único que se arrepiende D. es el no haber comprado el disco formato mp3 para poder hacer más placentera esta noche cuado casi termina de escribir estas líneas.
La cultura popular es la única experiencia en la cual el hombre se expresa tal cual es, allí la ridículez del hombre culto, que se aleja de lo vivencial para sumergirse en lo superfluo de las palabras y las cosas.
La universidad formó mi intelecto, las calles mi forma de pensar.... Y yo he formado pensamientos que se lleva el viento, sentimientos que me hacen sentir vivo, amores que se van descarapelando con el tiempo, sonrisas que me cuesta trabajo demostrar, pesimismo del cual soy característico, realidad imaginada, noches de insomnio donde platico conmigo, pero con una fe inmensa en la universidad.

D. se retira en esta madrugada de confusión y como dijera Nacho Vegas: "La vida en en parte es buscar placer y en parte hallar dolor..."


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