INTRASCENDENCIA..


David Torres Yáñez. Copyright, México, Abril, 2009.
“El único magno crimen del Gobierno está en el hecho que gobierne. El pecado imperdonable del poder supremo está en que es supremo…”
J.K. Chesterton. El hombre que fue jueves.

No puede ser verdad, ni lo es aquello que supuestamente existe o lo que se sueña, lo que “es“ y lo que se pretende “ser”, nada puede "ser" verdad todavía, ni siquiera el simple hecho de caminar y mirar, de beber, comer, de reir y cantar, de supervisar. Ortega y Gasset, decía que cuando hablamos acerca de lo que somos, o cuando a una persona le comentamos nuestros gustos y nuestra vida, en su mayoría mentimos, acostumbramos la falacia como un disfraz de actitudes hacia el hombre o mujer que no se conoce, siempre nos modelamos ante el “otro” para que nos vea y nos aprecie, por eso digo que sigo y sigo pensando, nada es verdad, ni siquiera se lo que pasa es un sueño o un “milagro”.
En suma, lo que considero como único verdadero ha sido el simple hecho de decir que nada es verdadero, así como cuando se ama y después se deja de amar todo queda en un simple sueño. El Budismo Zen cree en el instante, el aquí y el ahora; en la meditación y el silencio brahmán cobija la verdadera belleza.
Pero soy mortal y rotundamente occidental, el hombre que se me asemeja no puedo más que conciliarlo, porque el valor de enfrentarlo se me ha agotado, el peligro del “otro” latente siempre que me da miedo porque cuando asumes ese peligro se crea el Estado, se crea la política, se busca la negociación o aplastar al peligroso y en éste estado rotundo de miedo y peligro nos encontramos, me duele que sea así porque ni siquiera puedo pensar un sólo día en relajar el alma y buscar la belleza del silencio.
Sólo puedo querer el aquí y el ahora, el instante que se dibuja producto de los crayones carmines de la incidencia en nuestras vidas, en nuestra comarca, porque en este barco no estoy solo, no estoy muerto, no busco algo porque nada encontraré, ni siquiera sumerjo de vida en las aguas turbias politizantes; sí y se me agotan las palabras para describir este estado de ánimo, éste estado de intrascendencia en todos los sentidos. Lo único que puedo es dar las gracias a esos pocos humanos que no repugno, mis colegas remeros de éste barco llamado vida.

Comentarios

  1. solo espero encontrarme dentro de los compañeros de tu vida...si no sería triste....

    y sí lo ideal sería ser budista zen...pero también soy muy muy occidental y complicadamente leve......
    se te quiere un resto-rán

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