LA NAUSEA...DOS....

El existir parece en sí mismo una loza cargada en la espalda, el prójimo con el que se roza es una sombra, máscara sin rostro en el espejo, sonrisa sin mostrar los dientes, la mala vibra se siente como pesa en los pies. El silencio es el único sosiego, la libertad parece un demonio perverso, una jugada de trapecio sin red. La náusea ha permanecido y no quiere despedirse.

No queda más que ser como un Prometeo encadenado por desafiar todos los dioses cotidianos, el certero castigo de la existencia, en un mundo que no se asemeja a nada en el que nos pintan. Hace poco una amiga me comentaba que su hijo llegó a decirle que odiaba a su familia porque le habían enseñado muchos valores, los cuales en la cottidianeidad no le servían para subsistir en la avaricia y la ignominia de sus coetáneos.

Allí la lucha constante entre las conductas aprendidas y las que se deben ir modificando con el paso del tiempo, el nivel de subsistencia en el cual el ser humano se encuentra disgregado, logra ser una estupenda aventura llamada vida; aquí es donde entra el debate todavía más amplio entre las necesidades y los deseos.

La vida es estar deseando constantemente algo, puede ser alcanzable o inalcanzable, allí que toda la ambición (que no es un término bueno ni malo) se deposite en alcanzar objetivos, ya sea de una forma ética y responsable o desafiando todas las normas y reglas impuestas para lograr lo que se propone. La riqueza, término que es debatible, pero que materialmente es el deseo primordial (sin atreverme a generalizar) de muchas personas que he conocido. La riqueza material puede al imaginario del individuo provocar lo que comúnmente se conoce placer, aquí la esencia de las cosas: el deseo va ligado directamente con el placer, esto a su vez se conecta con la comodidad.

¿Hasta que punto se rompe el cerco entre la necesidad y el deseo? Desear algo es ponerlo en un pedestal, es admirarlo por sobre todas las cosas, es algo que existe porque se piensa y no es algo porque no se alcanza, es por eso que el deseo en cuanto se alcanza desaparece y se diluye en lo efímero o perpétuo del placer. Por este sendero viene "la extrañeza".

¿Qué significa extrañar algo o a alguien? Aquí entramos en un juego dinámico y cotidiano, se extraña algo porque ese pasado se quiere volcar al presente. Es un anhelo constante sobre todas las cosas, que se puede representar mediante el deseo. Se extraña lo que se añora, lo que se quiere, lo que produce un cierto placer, se extraña al amante que en la lejanía se encuentra; se extraña a otra persona porque se le quiere (de afecto), no es un fetichismo, entendámoslo de la mejor manera, es en el peso de la existencia, el peso de la soledad, el ser humano es una franquicia del deseo de compañía. Como lo he dicho anteriormente, el nihilismo es una forma de romanticismo, se quiere uno alejar del mundo para contemplarlo desde lo distante, pero en todo ese ensamble sinfónico, el principal producto de creación estética y literaria es el ser humano.

Hace un par de años leía el escrito de François Augieras "Domme o el Ensayo de Ocupación", en esta maravillosa obra de arte podemos encontrar la historia de un ser humano que habita en las cavernas, experimenta con su soledad, enrareciendo nuevos rituales para entender la formación de la nueva era, lo relevante es que se enfoca en demasía en lo que sucede en una pequeña villa, se da cuenta nuestro personaje que no puede deshacerse de la búsqueda de sus deseos, del amor carnal, de la estética de los valores que de siempre le fueron implantados.

Por otra parte recuerdo el famoso aforismo de Ciorán "La verdadera soledad es que en medio de tanta gente uno se sienta solo". Es por eso que la náusea es un cúmulo de contrariedades sobre el pensar de la existencia del mundo, una redefinición de los valores que a mi como ser humano me ubican en esta circunstancia, en sí mismo, un ejercicio teórico y práctico de encontrar respuestas a tantas cosas. La náusea es el principio de un nuevo ciclo: la realidad que oprime la verdadera certeza del "ser en el mundo".

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