NAUSEA... TRES...

Allí van caminando las niñas del Colegio de la calle Francia, en la esquina de la avenida sonrien y platican formando algunas cuadrillas. Te imagino en tu niñez, vistiendo el uniforme gris, la falda entablada y la sonrisa en el alma, esperabas el verde del semáforo para cruzar hacia algún destino, en aquel instante en el cual nunca imaginaste que en algunos años me conocerías. Aquella esquina de melancolía, siguen caminando las niñas del Colegio de la calle Francia.

La mente viaja de vuelta a casa donde un piano reluce al fondo del desván, sus teclas estan rotas y sus cuerdas ahorcan la soledad, el aullido de los perros con el aroma de la muerte van minando el silencio, acongojando a los espectros que se funden en las pesadillas, allí los guardianes del sueño, fortaleza de lealtad aspirando el aire helado y yo revolviendo los recuerdos imaginando tu sonrisa forzada que mostraba la blancura de tus dientes.

Mis brazos se pierden en tu cintura, y los labios no cesan de besar, el aura se ha combinado en un color ámbar y el silencio se quiebra con los te quieros que sueles decir. Todo es un sueño, todo es una alucinación provocada por la soledad, por la ansiedad de sobrevivir a un mundo plagado de mitos como el del amor de verdad.

Hay esculturas de piedra cantera en los jardines de la mansión, donde paseo todas las tardes un trozo de corazón, un alma que se pierde en el arte, otra que se pierde en el souvenir de la vida, hay una trampa maldita en todo este existir que consiste en la creencia de que todo es una amalgama de todo, que hasta se me olvida olvida el buen respirar.

Ya se ha puesto el verde en el semaforo, las niñas del Colegio de la calle Francia van hacia su destino, yo me sigo imaginando, como te veías en tu niñez con el uniforme gris, la falda entablada y la sonrisa en el alma...

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