Grillos.

Hay un grillo caminando en la oficina, seguro busca plantas donde rebozarse, sigue el mismo sendero un circulo en el cual no encuentra la salida, ya con esta es su tercera vuelta, sólo contemplo para no distorsionar su andar, podría quizá agarrarlo y echarlo al jardín, pero me gusta su danza, en la cuarta vuelta ha producido su característico grillar.

Cuando estudié en la Facultad de Ciencias Políticas se hablaba de "grillas" como el acto en el cual se desenvuelve el carácter político, la negociación o el proceder imprudentemente para hacer valer las ideas y "grillos" a las personas que se desenvolvían en dichos actos. La grilla es el acto de enfrentamiento para imponer una postura sobre otra, también es parte de la descalificación de una persona hacia otra, por ejemplo, cuando decimos que alguien nos esta "grillando" es que alguien alterando el orden de las ideas y puede llegar a la calumnia o blasfemia para descalificarnos, cuando "grillamos" es ejercer el verbo grillar...

Lo anterior nos remite a contemplar que "las grillas" no se dan únicamente en el ámbito político, es parte de toda una cultura, por eso digo que el ser humano antes de aprender hablar bien, aprende a grillar, la injuria, la mentira y la calumnia son los ejercicios cotidianos de la moralidad social.

Cogí el grillo y lo encerré en mi puño, lo dejé en su hábitat, al final creo que fue lo mejor, sentí algo raro en la mano, era un líquido raro, cuando llegué a la oficina ví que había rastros de eso mismo en el camino del grillo, jamás percaté que estaba malherido, regresé al jardín y ví su agonizar.

Sé que no fue mi intención, ni siquiera yo había dañado al grillo, lo único que pude deducir es que la danza del grillo era un grito de auxilio o de descanso, no se hasta que punto los insectos experimentan el dolor y hacen caminos en circulos para comunicarlo.

¿Hasta que punto buscamos el regazo donde morir cuando no hemos encontrado nuestro camino de vida?

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