A QUIEN NO SE ENAMORA.. Segunda parte..

"No es el amor, sino sus alrededores, lo que valen la pena...

La represión del amor ilumina sus propios fenómenos con mucha más claridad que la experiencia misma. Hay virginidades con un alto grado de conocimiento. Actuar compensa, mas confunde. Poseer es tanto como ser poseído, y por tanto perderse. Sólo la idea alcanza, sin echarse a perder, el conocimiento de la realidad"

Fernando Pessoa. Aforismo 271. El libro del desasosiego.

Últimamente todos los escritos han sido sobre el amor, es una cuestión difícil de abordar. De manera sistemática la gente se dirá que el tema es por demás acabado e incluso las formas de expresarlo son las más bastas. Decidí darle continuidad a ese escrito de "A quien no se enamora" ha sido el más exitoso del blog, ha tenido alrededor de 350 visitas (o sea nada).

En el pasado escrito quizá me referí a quien no se enamora por miedo. Ahora la perspectiva cambia, no es que la gente no se enamore, sino que muchos se enamoran con más frecuencia (pero ni así).

Los que se enamoran con más frecuencia no es que vivan bajo la miseria mental que se desprende del enamoramiento (lo más probable es que sí, pero trato de derribar esa tesis). El enamorarse es encausar los ideales. No es casualidad que la Ilustración y la Revolución Francesa se hayan dado en pleno apogeo del romanticismo en el arte. Podría decir que el producto de las instituciones de hoy en día partieron de la búsqueda de una comunión humana y respeto a los derechos, mismos que se dieron en un contexto social romántico, pero cabe bien hacer la distinción entre enamorado y romántico.

Enamorarse es tomar de pretexto el amor (que como se ha mencionado es "conexión" con las cosas") para encausar ideales, es seducir la otredad para volverla parte de uno solo, ya lo dispuse en el aforismo de Pessoa, quizá poseer es búsqueda de ser poseído, allí es donde estriba la verdadera función del enamoramiento, la mezcla entre las cosas, lo que lleva una consecuencia de perdición, aquí es donde la razón juega su papel más importante, define hasta donde puede el enamoramiento convertirse en una simple odisea de pertenencia, dos partes, la una y la otra en un solo cuerpo que se le denomina de ciertas maneras que aquí esta demás repetirlas.

Quién no se enamora, no es que esté en un nivel más alto de racionalidad, sino que no encuentra parámetros para construir ideales, puede que sean más realistas, sin embargo, suele suceder que incluso la soberbia sea la única gobernante de sus ideales, no creo que haya algo malo en encontrar algo o alguien a la altura, pero creerse la mayor de las alturas es una equivocación. Enamorarse es pués constipar los ideales con realidades, es la búsqueda de la felicidad, aunque no se llegue enteramente a ella siempre ese será su fin óptimo.

Por otra parte, el ser romántico es la exaltación de las virtudes a través de las formas que va adquiriendo el enamoramiento. Se dice romántico es todo aquello que exalta las pasiones humanas, como si la racionalidad estuviera ausente todo el tiempo, pero yo creo que es un grado de racionalidad. La razón práctica diría Kant, la voluntad de poderío diría Nietzsche, la razón disfrazada de carnaval digo yo.

De todo esto, ser romántico es como el ingrediente de estar enamorado, su degeneración puede ser incluso la cursilería, o lo kitsch , digamos pues que el mal gusto, así lo veo yo. Ser romántico implica aplicar la racionalidad al enamoramiento para poder cultivar el amor hacia lo amado, es el incentivo, el agua día a día, la palabra no escrita de una ley del deseo, un implacable son de la alegría regocijada.

Enamorarse no siempre es frecuente, se da dos o tres veces en la vida, cuando alguien piensa que se enamora un día y otro vive enganándose así misma, es no soportar la absoluta soledad.

No existe gente que no se enamora, sino gente enamorada de su soledad...