El espejismo...

Que me espanto y me dilato ante la realidad compleja, me alimento de crepúsculos para entender lo fatídico que es el ambiente de lo superfluo. Ya no veo aves suspendidas en los cables de electricidad, no hay mariposas en esta primavera. No hay sentido de lo armonioso y lo sincero parece ser una catapulta hacia la incertidumbre, terrible paradoja...

Hay un existir suspendido en el tiempo, una ruta inalcanzable por ser algo, sí, ese ser que le da vida a los escritos como bien lo apunta el nombre de este blog:"ni lo uno, ni lo otro", es mejor contemplar desde las bastas montañas de la vanidad de la filosofía la realidad compleja porque me da el aliento de creer en algo. Luchar y luchar, sinónimo de vida, esfuerzo constante, demonios intransigentes que de mis actividades me ciegan momentáneamente, encima la loza de la vida de cambiar algo desde lo social, más que un peso, una sonrisa que se busca con tal de apoyar al prójimo que revolotea y ve mis ojos para después desquisiarme y sacármelos con sus dedos.

El amor es un paraje de ilusiones infundadas por el deseo, es la construcción del deseo intrínseco a la naturaleza social, al buscar pretexto para entender las cosas. Hoy más que nunca suspendo el prejuicio, me animo a comprender el por qué de la sustancia y de la esencia de ésta voluntad desconocida. Un llevar a la vida, una sinceridad a medias cuando no hay respuesta favorable, un andar con un pié, así se sostiene la vida, con la muleta del amor para andar corriendo, en algunos casos se llega hasta la silla de ruedas, que podredumbre de existir cuando lo último se materiaiza.

Dejadle las cosas a la sinceridad para abatir la incertidumbre, cuando el golpe puede durar momentáneamente antes de que se perpétue más en el corazón y encima logre derribar lo que se ha ido construyendo, bajo la nada, bajo el escrúpuloso silencio e incluso susurrante al oido que es a la vez tan tibio y calmado; tan sigiloso que llega abatirte, sí, tú lo has experimentado, se llama deseo.

Así se fueron construyendo los sentidos de las cosas, las ansias de amar se ven mermadas por la realidad que seduce a las voluntades a lo más humano, la decisión por cualquier modo, motivo o fuerza que esto acompañe.

Todas estas construcciones son de un testigo en potencia de conocer lo más ínfimo de las decisiones de la voluntad, construyendo palabras que se conviertan en pequeñas novelas donde se ejemplifique la esperanza de amar.

Y aunque tan honda la nostalgia, tan irremediable la tristeza estacional, yo sabía que esto sucedería, que al final los deseos fueran posibilidades mal infundadas, así, la construcción de la incertidumbre se da a partir de la irrealidad y del ideal estandarizado por las ansias de algo, así va el que con fuerte decisión fue fraguando su suerte.

A pesar de la noche con dos libros encima que leer, me encuentro discutiendo con aquel que se pregunta por todo y con aquel que no se cansa de ser solidario y tolerante con el mundo, los dos recurren hacia mí cuestionándose en su interrogante: ¿qué me falta para que alguién que yo elegí me quiera como la quiero? a lo que les respondo: las personas siempre dicen que ustedes dos son lindos, amables, inteligentes, y eufemismos para no hacer notar que ni siquiera les agradan físicamente; cuando no los quieren (como quisieran) es porque probablemente aquellas personas quizá no son las correctas, ustedes instalan un aura de idealización en ellas o probablemente no ven más allá y se pierden en los convencionalismos sociales: repito quizá temen decirte "no me gustas" y ya.

El problema que aquellos dos me abofetearon fuertemente por las respuestas tan reales que les di, sus excusas fueron:

Primero: hablar con el espejo es estúpido; Segundo: fui muy sincero; Tercero: conmigo desquitaron su coraje.

Entonces, me encuentro con un par de ojos doloridos, con lágrimas corriendo hasta la garganta y una sonrisa rota por las bofetadas...

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