La sequía invade todos los rincones del alma y la problemática colectiva se agranda. Hace dos años se pronosticaba la peor sequía en México, a la cual hubo caso omiso por parte de los gobiernos e intuí que si eso sucedía en año electoral era un caldo de cultivo para el clientelismo, ¿ustedes que piensan?. Ahora resulta que los programas sociales que deberían ser permanentes sean usados como zona de desastre, ¡Que injusticia, barbarie, descorazón, política! También el 2012 se ata los cánones proféticos del fin del mundo, lo que es una verdad es que nos esperan radiaciones solares que alteran las comunicaciones. Y así es el alma en la bipolaridad, con el calante frío de la sombra y con el ardiente escoriación fuera de su cobijo.
En éste cumpleaños no ha habido pasteles, brindis de por medio, arrebatos confinados de mujeres, ni amistades simulantes; tampoco hubo besos repletos de ilusiones con finales confusos y arrebatados; no han existido ganas de cumplirlos o de descumplirnos, en todo caso preocupación de mis pendientes académicos, sin embargo, a comparación del año pasado procurando un poco más mi salud que por poco ya no cuento aquí mis penas a nadie.
Quizá el día de mi cumpleaños se enfocó a contemplar la vida, la respiración plena de un bebé que sonríe sin preocupaciones y que aún no conoce el remordimiento, la avaricia, la fe o la esperanza. Ese niño es mi sobrino de 9 meses de edad quién por ahora sólo sonríe y su balbuceo suele confundirse alguna sílaba extraña. Mi sobrino baila, desprende un pataleo a cualquier ritmo de la música, conjugado con un meneo de los hombros muy al compás y logra la sonrisa imprevista en mí, pues no hay nada más humano que la capacidad de asombro.
Así se fue fraguando éste último año en mi vida, uno de los más importantes pues profesionalmente cambié de disciplina, empero no de ideas ni de formación. También la vida es buena conmigo porque con lo anterior nuevos amigos llegaron y parece que son de esos que no se van jamás, aunque extraño a los viejos amigos.
La vida se comprende a través del mito, se le da significado con el símbolo y se le contamina con la razón. Así van los días y los atardeceres rojizos en plena ciudad congestionada, así se contempla la realidad con la esperanza a flote, con la sonrisa enaltecida y con la capacidad de abstracción que permite comprender lo que soy.
Gracias a todos los que forman parte de esto que llamo: "yo"
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