El peor enemigo: uno mismo...

Yo no tengo más conducto que éste de las palabras escritas para poder construir mundos, sensaciones y describir lo que pasa por mi mente; es tan ridículo no hacerlo para mí e incluso se me ha hecho tan insensato racionalizar lo que por naturaleza no debe serlo. Si uno observase la retrospectiva de mi blog encontraría mil historias y de un tiempo hacia acá no ha habido más que cortas experiencias. No he me dado a la tarea de escribir como antes, tal pareciera que el jugar al escritor ya no se ha dado y es que así ha sido pues lo único que se expresa son los reclamos al universo.

Ya no puedo parar el tiempo (nunca se podrá) y las decisiones que he tomado no pueden retractarse, lo que queda claro es que ni mis palabras y pensamientos han logrado seducir la distancia, ni tampoco mi corazón ha sido tan fuerte para llegar tan lejos. Hoy he sido testigo de nada más ni menos de la estupidez que revisten mis sentimientos, de las ironías o las ilusiones que se fraguan en el viento de lo hipnótico de mis palabras. Ya no puedo hablar más por el nudo en la garganta que provoca irrelevancia de mi vida en otras vidas. 

Cuando era niño mi abuelo me dijo: "no tienes que ir dónde no te llaman, ni tampoco, ni tampoco limosnear, eso no es de alguien que cree en sí mismo...", no había entendido esas palabras, quizá lo había captado como un regaño infantil, pero hoy más que nunca aplica en mi vida. Como Ulises fui atrapado por el canto de las sirenas, lo peor es que las sirenas ellas callaban y todo aquello venía de mi propia mente como invitándome a desayunar en un promontorio. Volví a caer en el truco de las irrealidades desprendidas del mundo que los demás consideran fantasía, cuando para mi la realidad es que creía haber sido llamado para comprender más la vida. 

No puedo contra mí mismo, tampoco es que busque deshacer el mundo, ni mucho menos, el daño a las personas jamás ha pasado por mi mente, al contrario, siempre trato de solidarizarme lo más que puedo con todos. 

El espíritu del vacío del cual hablan los filósofos posmodernos se cumple a la perfección cuando en la circunstancia no hay nada que pueda complementar el alma, cuando el paisaje sombrío ejecuta sus violines armoniosos que derraman lágrimas en la existencia.

Hay tantas cosas que quisiera gritar que no grito, que no quiero que escuchen, que harían temblar al mundo, hay tantos pasos que se dan sin sentido y también muros que quiero derribar con los puños. Hay tanto coraje dentro de mi alma que no hago más que canalizarlo tecleando estas palabras. Hay noches como ésta en las que no quisiera dormir y mañanas que quisiera apabullarles con la luna. No dirijo mis reclamos más que al universo que de mi emana, a las concepciones, a los espectros que yo mismo he creado, no hay peor enemigo que uno mismo, ni mayor defecto que al saberlo no se enfrente. 

Hay tanto que quisiera contar que no cuento, que mis palabras se van hurgando hacia el río que quieren diluirse en el mar de la infinidad. Hoy no quisiera estar aquí escribiendo en esta media noche, ni quisiera estar viendo árboles a través de la ventana. Lo que pasa es que no hay más, es tan difícil y tan pesado cargar con uno mismo que no queda más que mirar las sombras de los árboles abrazar mi sombra, el único cobijo que de la luz de luna esta noche encuentro. 

Hay tanta rabia que quisiera morir de ella, pero hasta la vacuna ya la inventaron (se llama esperanza), no eres tú mundo el que me ocasiona un malestar porque he aprendido a vivir en tu podredumbre... no eres tú mundo al que mi coraje se lanza porque se que en el fondo tienes tu lado bello, no eres tú mundo el que me arruina la vida... ni son ustedes mujeres que se van posando en mí como en el recuerdo... sólo esto o aquello: mi reflejo en un espejo...


La pintura es de Kenta Torii "Persona que se le rompió el corazón" México 2007.






Comentarios