Del Mar de Gibraltar al Río Spree

La mente humana es igual que el planeta mismo, recorrer lugares, ríos y puentes que van comunicando ciudades, gente, idiomas, culturas, formas de pensar y de sentir el universo totalmente distintas.

La mente humana va jugando con las apariencias, los simulacros que emergen siempre de la condición humana, aquella que Hanna Arendt distinguía entre el placer de comprender y el placer de incomprender. No se donde nos hallemos, sin embargo, la relación vivencial cada vez es más solitaria. 

Creo yo, que el origen de muchos de nuestros problemas mentales vienen de aquello que se conoce como posesión. Poseer algo significa destrozarlo, significa deshacerlo, significa quidarle su naturaleza. Hago un simil entre Nietszche y Pessoa, el primero decía que conceptualizar quitaba la esencia de las cosas, etiquetarlas implica volverlas parte de nuestro atabismo moral y el segundo decía que la posesión del amor no existe porque el amor sigue siendo algo imaginario, por eso es mejor no poseer para quitarle lo puro a esos sentimientos. 

¿A dónde voy con tanta verborrea filosófica? Estos días me he dado cuenta que ser ciudadano del mundo entero puede ser el sueño de cualquier jóven que se aventura, sin embargo, como todo sueño implica sus riesgos, sus contradicciones e incluso perderse en el intento. Admiro a las personas que desde lejos y sin nada abandonan sus países y se instalan en un lugar totalmente diferente con formas de pensar incluso tan diferentes. Sin embargo, en nuestra supuesta igualdad de condiciones, idiomas, también las formas de ver el mundo son tan distintas que las relaciones sociales son cada vez más complejas. 

No voy hablar de que está bien o que está mal, simplemente que todas las formas de comunicación son más complejas. Las relaciones sociales y en específico las de pareja no tienen fines unívocos, sino todo lo contrario, encontrar puntos de convergencia resulta cada vez más difícil, más objetivos y por eso hasta ahora no he encontrado palabras que lo describan mejor como aquellas que dijo una vez Ortega y Gasset: "El mundo es el punto de vista que tienes del universo". Y que mejor que el mundo sea hetergéneo,  pero en las relaciones de uno a uno cada vez encuentro más complejidades. En todo este viaje me doy cuenta que el amor es un eterno insatisfecho e incluso las posturas al respecto son cada vez más distantes y que la idea romántica escrita en los libros pos Hegelianos (Como diría mi amigo Diego) no han causado un mal, sino que ns enfrentamos a otro incluso anterior pensamiento que fue el de "Fausto" de Goethe... El hombre que piensa y no puede describir que es el amor, hasta que el demonio lo tienta y aún así termina diciendo que era mejor no conocerlo.

Me hacía falta ver que en esos menesteres ir del Estrecho de Gibraltar hasta los puentes que cruzan  el Spree  de Berlín y aquellos que cruzaron Lyon, Turin o Cataluña. Dejar un poco de lo mío, para volver y decir que no somos tan distantes, que somos tan complejos tanto de un lado de los océanos y del otro, simplemente la moralidad va cambiando y estamos en una etapa de transición donde  entenderemos el mundo de distinta manera.

La evolución (o involución) de la humanidad no se dará a través de los cambios tecnológicos, sino a través de los cambios que (incluso no siendo esos pensamientos que revolucionan), de formas de comprenderse entre parejas, hermanos, padres e hijos, etcétera.

Nuestros ríos mentales cada vez desembocan en mares diferentes, lo que quiero decir que lo que antes nos unía nos separaba... hoy sólo nos separa, nos distancía y nos ansía a la cualidad de crear un mundo de contemplación. Ser y Poseer son elementos que se van bifurcando entre sí todo el tiempo y ya no se sabe cuado está uno con otro. Lo único que puedo comprender es que la vida es un elemento de posibilidades que uno mismo va fraguando. 

Hace años un amigo me dijo que mi frontera eran mis ojos y que yo anteponía la frontera a mis ojos. Hoy no hay fronteras, un alma probablemente presa de muchas cosas, pero con la fuerza para sonreír, mirar hacia atrás y decir... no se si tenga la vida que yo hubiese querido... pero me tengo a mí y puedo decir que tengo mi familia y un puñadito de amigos en quienes volver a soñar y seguir, no se a donde, planear pero no perderme en a planeación, actuar y no fingir una actuación... cantar y cantar... soñar y soñar sin que eso implique perderme en los sueños. 

Ven... te invito a mi barca, quizá llegue un puerto donde nos separemos... quizá nos volveremos a encontrar en el futuro y si es que no volvemos será porque nunca quisimos hacerlo... así que... no finjamos más, antepone la verdad... no tengas miedo... el mundo es mundo y siempre seguirá siendo mundo, como lo quieras ver... ven.. y perdámonos en ese océano tan pueril de la conciencia... y si no vienes yo lo respetaré siempre... tal cual Capitán Ajab... voy hacia Mobydick... 

Alguna vez alguien me dijo que tenía alma de Poseídón... si supieran que ni se nadar...

Fuente de Poseídon. Parque del Valentino en Turín, Italia


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