SOBRE LA DESESPERACIÓN...

"El Grito" Edvard Munch

Recuerdo que hace años leía en el famoso Tratado de la Desesperación del famoso  ierkegaard, que hay que hay una edad en la que el ser humano se esperanza de todo, es en esa etapa que ansía y que busca la construcción de un modelo de identidad recíproca a su coetáneos, en ese sentido en este librito se pueden concebir las concepciones teocráticas sobre el pecado aterrizándoalas al mundo de la ética y la moral. En esta teoría se conjugan dos espectros: El pecado es el cargo de conciencia que lleva a la desesperación y por otro lado la función social que juega el pecado para el anagrama social. 

No es el espacio para discutir cuáles son los pecados, en sí,  toda acción humana es de por sí un espectro de códigos morales y éticos que se desprenden de una cultura y de los códigos imperantes;en primera instancia por la educación primigenia que siempre tiene que ver con la actitud religosa ante el mundo. Así en el tiempo los seres humanos de acuerdo a estos códigos que en algún momento pueden llegar a ser coercitivos, viene esta duda existencial: La desesperación, en suma, o lo más complejo es la desesperación cuando se ha pecado. 

En consecuencia, no quiero por el contrario justificar que todas las acciones humanas deben ser buenas o malas, en sintónía con la teoría de Kierkeggard, vamos hacia los pecados más normales, incluso en algún momento mucha gente no lo catalogará así.

La aclaración anterior es por el hecho de que no quiero justificar ninguna acción de los individuos, aterrizemos esto en el fenómeno de la desesperación y del tiempo. Hoy en día la anulación del tiempo y el espacio creo que ha generado un síntoma de desesperación masíficada. 

En síntonía Kierkegaard, nos diría el día de hoy que el ser humano en su afán de vivir demasiado a prisa se la pasaría pecando todo el tiempo, dándose latigazos de arrepentiemiento y sobre todo de valoración del mundo a través de la inmediatez, sin duda: la desesperación, que a su vez genera esta parte que se llama sufrimiento (también pueden leer su Tratado del sufrimiento). 

Vamos a la parte existencial, los últimos años veo a la gente mucho más desesperadoa y a lo que atinadamente Erich Fromm le llamó la búsqueda del poseeer, bien nos dicen los posmodernos, que entre ambivalencia del ser y tener se conjuga un espectro importante y que Lipovetsky atinadamente le ha llamado la "estetización del mundo" o la saciedad del vacío. Cada vez más la distancia entre lo necesario y lo deseado se va perdiendo y en esa sintonía las cosas se van complicando cada vez más, diría la contracultura: es el especto del capitalismo. 

Yo iría más alla: El ser humano siempre ha sido así, el pecado lo insufla a la desesperación del no poseer, y ahora, que el poseer entra dentro de se catálogo ético del tener y tener, que al final genera una frustración debido a la desesperación, porque todo a su vez debe ser lo "inmediato.

Por ejemplo, se pierde lo sublime que es el espejismo de sumergirnos en el amor en lugar de calmarse, en lugar de ir poco a poco construyendo momentos, vamos contruyendo inmediatez Hoy en día es un pecado no tener nada en el mundo que compartir en síntoma con las teorías de la contracultura, es obvio que sí, por eso desaparece la clase media en los países en crisis donde los ricos son menos y los pobres son más. Es por ello que la desesperación del no tener obliga a las personas a ir más allá del espectro de la moral y acudir a sus inmediateces. 

Yo sólo vivo en la desesperación de que algún día pueda encontrar el sentido del "ser" empresa demasiado estrepitosa e igual de desesperada que en tantos siglos de pensamiento humano, le han puesto apelativos, pero nadie describe lo que significa "ser".

Bueno sigamos disfrutando del pecado del "saber"... quizá el infierno es este mismo que estamos viviendo, también hay que disrutarlo... de alguna una manera... Los golpes de pecho y conciencia son propios de los amores.