Rufino Tamayo. "La Gran Galaxia"
La
vida es un despeine, un arranque en el cual existimos, tan valiente el que lo
hace como el que no vive. La vida es un clarín de perfectas armonías, algunas
veces una orquesta desafinada dentro de la cual no hay sintonía. Vida y mundo
son dos cosas distintas -como diría Ortega- La primera un cúmulo de
posibilidades y la segunda la perspectiva que se tienen de las cosas.
Somos
disparados al mundo como una trayectoria que no es definida, no somos un proyectil
con dirección, en cambio una flecha que puede ser llevada por el aire.
Éste
último año ha sido de los más introspectivos, yo pensaba que en el exilio había
sido lo más hondo de todo, pero la prueba final era esta: el hecho de volverme
a reencontrar con el mundo que se había quedado detenido, todo cambió, la gente
siguió su vida, muchos cambiaron y muchos siguen estancados.
Como
todo en la vida, no sé cómo se mide el progreso, sólo puedo decir que me esperé
a que la vida me sorprendiera y ella misma me festejara y así lo hizo. Volvimos
a los abrazos musicales de muchas
personas que aparecen en los momentos precisos. Me dejó quizá cerrar un ciclo,
empezar uno nuevo.
Los
mares se abrieron y las gargantas se quebraron, algunas cerraron, pero ese
abrazo volvió nuevamente, ese abrazo efímero que quizá es uno de los más
significativos de mi vida, ese abrazo de alguien que ha formado parte de mi
esencia desde hace muchos años.
Entonces,
la vida sigue y va dejando estragos en nuestras mentes, en esta vuelta al sol con habitaciones inundadadas de lágrimas, corazones rotos, los restos de un vendaval
que cruzó hace unos meses y que cuesta reconstruir cuando el mar se ha tragado
más de la mitad de la playa.
Alguien
me ha dicho que soy el más predecible del mundo. Creo que el tiempo nos ha provocado no mirar el el corazón de las personas.
Mientras, que por otro lado recibí una carta de alguien que me dijo:
Mientras, que por otro lado recibí una carta de alguien que me dijo:
“…eres una persona compleja. Estás lleno de mundos, de
historias, de recuerdos, de amores: Eres impredecible…”
Y hago un ejercicio dialéctico: entiendo el mundo como una perspectiva, entre más
crecemos, más vamos perdiendo la inocencia y la capacidad de mirar a alguien
por lo que es, y definimos todo con muchas más variables, haciendo inferencias que luego son falsas y que a veces nos dan diagnósticos equivocados.
Entonces, llegamos al concierto, nos abrazamos, cantamos, ese señor de la guitarra me
volvió a mirar como en los viejos tiempos e incluso mirarme en la canción que
sabe que es la más me llega hoy. Como no dejar que las cosas se fueran, como no
cerrar muchos ciclos, en ese imponente Auditorio donde siempre se han iniciado
y cerrado muchas cosas de mi vida. Así fue el cumpleaños entre abrazos y
abrazos que solamente la música puede darme.
En todo ello, va contenido el cariño de mucha gente de hace muchos años, de tantas
giras, de tantas cosas que hemos pasado. Gente que ha estado en las buenas y en
las malas, también de la nueva gente que
desde hace un año conozco y que se ha vuelto parte de mí. Nunca olvidaré antes
del concierto, analizando de donde podíamos sacar ganancias: De la foto con el
muñeco, de la cargada del celular etcétera. Por algo en común que he vivido con
alguien que estuvo presente allí.
La
banda sonora de mi vida sigue viviendo, no era agonía, simplemente estaba
herida un tanto porque las cosas se habían confundido tanto. La vida es un
despeine, como dijera aquella Chirigota de Cádiz: “
“…Yo
prefiero seguir buscando los defectos y
los encantos de una dama golfa y valiente, verdadera como la guerra despeinada
como la tierra y canalla como la gente. Yo prefiero una compañera perfumada con
la madera con el cuero y con la palabra Hembra... una mujer para mi debe ser mucho
más que una hembra: Que desprecie los dinero y el Chanel ,la corbata y la
mentira … Y solo por esa mujer valdrá mi muerte más que... mi vida.”
Gracias a todos los que fueron parte del festejo, seguro habrá mucho más que festejar: es la vida... es el despeine del alma que se acobija y se remanza en su cálido abrazo, en la música, es el inquebrantable cariño de mi gente, es el corazón que va sanando; es la furia y la magia de este ser que soy, un hombre siempre mirando a la galaxia.
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