¿QUÉ VAS HACER CUANDO SEAS GRANDE?

Pintura; Joan Miró

A veces nos preguntamos ¿Qué vamos hacer cuando seamos grandes? ¿Cuál es el lugar del éxito? ¿La profesión? ¿La economía? ¿El gusto? Es concebible que las personas en el sistema que en el cual estamos sumergidos se nos determina de muchas maneras, sobre todo cubrir las necesidades básicas. 

Existe esa lucha constante entre lo necesario y lo deseable que abarca todos los aspectos de la vida. En la obtención de las cosas el universo se hace tan pequeño, como lo he referido varias veces: deseamos tanto etiquetar la existencia en lugar de existir.

En ese sentido, la existencia efímera es una demostración hacia el universo del reconocimiento. Conceptos como el esfuerzo,  la constancia y las fórmulas estratégicas ayudan a las vicisitudes del mundo, ya que este es tan complejo y las relaciones sociales aún más. Los acuerdos de voluntades creo es lo más complejo del mundo.

En estos días volví a una cuestión de antaño ¿mi existencia en el mundo daba un agregado al sistema en el cual vivimos? Me di cuenta que quizá podría ser tan inexistente que no pasaría nada, aunque he  estado ausente un tiempo del mundo por un buen tiempo. 

Vamos hacia lo característico de este blog -que nadie lee- y es a la pecaminosa insinuación existencialista. 

La generación de apegos es de las cosas más complejas que existen, el ser humano se ha vuelto inconcebible de sí mismo: mirar hacia afuera es escapar de lo propio, meditar es un ejercicio necesario que va al silencio y a la comprensión, lo que al final determina un estado de ánimo o una decisión. 

Hay tantas perspectivas sobre la vida que nos vamos perdiendo en cada una de ellas, creemos asimilar y no entendemos que el sentido común nos puede salvar de muchos riesgos. ¿Cuál es el agregado que se le da a la vida? ¿Por qué luchar por nuestras pasiones? 

Hace poco comprendí que la vida es un tejido de momentos, de instantes, de sonrisas perdidas en el “marasmo cotidiano” (frase de Luis Alberto Ayala). A veces tengo más de lo que deseo o  más de lo que necesito, sin embargo, otros momentos necesito más de lo que deseo.

La vida es efímera, el silencio no existe, la corazonada es un breve reflejo de la oscuridad perfecta. Yo siempre quise escribir, en ese ejercicio discursivo que puede ser efímero o puede ser eterno, sin embargo… me sigo preguntando ¿cuál es el día en el que eres grande? 

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