PENSAR CON CORAJE



Vivimos en el mundo de las rabietas. El ser humano ha contemplado que a lo inmediato es lo único  concreto. Me recuerda mucho a esa tipología que hacía Ortega y Gasset en La Rebelión de las Masas: “El Señorito Satisfecho”, el cual sólo busca que el mundo se acople a sus necesidades.

La vida, ese desfile humano cotidiano, ejércitos que van marchando sobre las calles, los tacones suenan y las corbatas relucen. La avenida más importante del país se colapsa y se van entretejiendo varias historias, la primera de quien está sentado en el fango esperando sobrevivir y la segunda de aquel que va marchando en busca de su sobrevivencia. Hay una más, es de aquella a quien se ha condenado a esa congregación monótona de conservar el puesto, o quizá de hasta pisar al otro con tal de conseguir algo mejor.

“La vida tiene muchos significados” Me dice aquel viejo que lleva  años vendiendo periódicos en el mismo stand (kiosko). Es como si estuviese leyendo mi mente. “He visto a muchos parados en el mismo lugar que tú y siguen pensando lo mismo, ¿qué vale esta puta vida, amigo?” Y yo con disimulo contesto ya lo dijo José Alfredo: No vale nada.

“Vale el valor que le das, piensas mucho hijo, todas las mañanas vas pensando, sabes, hace unos 7 u 8 años no veía alguien con ese perfil de pararse a mirar el cielo, el ángel (de la independencia), de analizar a las masas como lo haces, sólo espero no termines en el manicomio.. ja, ja , ja”

Me mira a los ojos, sus arrugas son de felicidad, y entonces veo que el discurso parece asimilarse a una fuente de preguntas inagotables: “No es que piense mucho, la vida en sí es un manicomio, las relaciones sociales son complejas, el mundo es un acabose de voluntades, dispares, insignificante, mundanas, realmente sólo me estoy preguntando ¿Qué hago aquí?”

“Soñar” me dice el viejo. “Eres un alma soñadora, de esas que no hay, ves mucho el cielo, y cada que veo que alguien mira mucho el cielo o es porque le pide a dios le solucione la vida o es porque como no se refleja en nadie sólo mira el cielo, sin duda tienes roto el corazón muchacho”.

Sigo la plática, aún tengo momento de decirle: “No lo sé, a veces siento que no debería tener corazón, que no tendría que mirar el cielo, que tendría que seguir siendo un autómata, vivir, reproducirme, quizá amar, quizá existir. Pero creo que la misión va más allá del todo y las partes del funcionamiento social, la vida como usted dice se le da un valor agregado y creo que eso es lo que he estado buscando, los filósofos le llaman: justificación”.

“Sin duda, hijo, piensas mucho, sueñas mucho, aspiras mucho, eres uno de esos que estará aquí por un rato y no volverá porque tus fronteras son más allá de los grandes edificios, sin duda un gran corazón…”

Trato de contradecir: “¿Un gran corazón es aquel que tiene que hacer lo que yo hago… romper con lo que ya no se sabe si se ama o se acostumbra? No lo había visto así".

“Te enfocas en los imposibles, toma la fortaleza de eso y aplicala a lo que pueda ser posible” Se aferra.

“El acuerdo de voluntades querido señor es lo más imposible del mundo, porque hay cosas que no dependen de uno. “ Hay unos segundos de silencio, volteo a ver el cielo, termino el cigarrillo y entonces me despido:  “Ojalá sus palabras sean las correctas… ojalá la estancia en el mundo lo sea igual… sin duda es mejor disfrutar, sentir y salir…” Buenas tardes.

Hoy todas las mañanas que paso por el mismo lugar me dice: “Buenos días soñador…” Y yo le contesto: “Buenos días Espectador”.

Hoy es un día para decir: La vida es un valor agregado, estar en la realidad ¿quién francamente lo hace? Como que siempre buscamos alrededor lo que no encontramos dentro de nosotros mismos. En el encontrarse así mismo consiste en todo lo que tú quieras… siempre y cuando dependa de ti. Hoy depende... caminar y pensar....



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