NOCHE ARTIFICIAL

David Torres Yáñez © México 2010
Nada funciona más que reprimir la luz con un par de cortinas, cerrar los ojos, darle la espalda al mundo, crear una noche artificial donde nada se escuche, donde el sonido del cuerpo sea lo único involuntario. Nada es eterno, pero el hombre pretende serlo, entonces me envuelvo en noche artificial que la natural temo.
Entonces, vuelve el espíritu a pedirme piedad y reclamarme las injusticias que he cometido en la vida. Vuelve la pena, vuelve mi perro aposentarse en mi cama recargando su cabeza en mi almohada, veo como respira y su ronquillo al tener pesadillas, no hay un cuadro más hermoso que ese ente gris y peludo y la envidia de no ser perro para sólo fornicar y no hacerse daño al amar.
Y quiero hacer la noche artificial como todas las relaciones sociales que hay, como la flor que no muere y que de el polvo se puede deshacer, en un cuadro kitsch del cual pueda conservarse hasta su destrucción en el basurero aquel en el cual se quedó roido mi corazón.
Dicen que quiero de esta noche artifical crear las estrellas con todos los ojos de los humanos que los han dejado abandonados al no querer ver la verdad. Dicen que creo oraciones largas para despistar a los dioses en su andar por la tierra. También los he escuchado conjurar contra mi, son los estupidos sentimientos que no dejan de murmurar en mi cabeza, que no dejan que disfrute esta noche artificial.
Se dirá que puedo resarcir esta depresión y que puedo contra la noche artifical, todos los que me quieren pensarán que soy valioso y que puedo salir adelante, todos me darán su abrazo y su escucha, todos ejercerán en mí la fuerza para batir el tiempo y el espacio. Habrá caricias que seduzcan este pobre cuerpo, pero nada me alimenta más que un beso cuando se da al amar.
Pero por ahora, dejadme sólo a disfrutar de mi noche artificial y contemplar como poco a poco se va.... se va... se va... se va...

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