UN OJO MARRÓN Y UNO VERDE

David Torres Yáñez. Copyright 2010.
No hay atardecer difuminado,
ni luces en los cerros del sur,
no existe viento de atardecer,
ni nada que de sentido,
sólo silencio que precede
de este suspiro amargo,
nudo en la garganta
de tu recuerdo desgarrado.
El cerro se viste de millares de focos
seguro uno de tu habitación,
y yo me quedo recordando
tu ojo verde y tu ojo marrón.
Y el suave de tu pelo
ya no encalla en mis manos,
y lo blanco de tu piel no se funde con mis brazos,
ya no queda nada,
ni mucho menos de lo que fuí.
Sísifo me pide ayuda
que no he de otorgarle
pues sigo viviendo este complejo
de mirarle todos días en el espejo.
Que nostalgias da la noche,
que nausea provoca la vida
y sigo aqui enganchado
a lo imposible que no depende de mis manos.
Que nostalgia dan los días
que polución se respira,
ya no queda la sonrisa,
solo el alma destrozada.
Hoy no se que hacer,
ni que pensar, ni que decir,
sólo escribo estupideses.
mejor iré a dormirme
a soñar con tu ojo marrón y tu ojo verde.


Comentarios