Castelli di Rabia o Tierras de Cristal....

La conciencia se evapora, la racionalidad es nula, la semana santa se equipara a un suspiro en el año de búsqueda de conciencia occidental. Nada es eterno, ni el amor, los días, la semana santa, ni la noche. He dado fe de que no hay estado más creativo que la nostalgia o el enojo, la impotencia, la estupidez del idealismo que me ata a un mundo que no existe.
No se de que sirve la vida cuando el amor no es lo primordial en ella. Cuando la sensibilidad es traducida en vulnerabilidad, no hay nada más complejo que las relaciones sociales, de pareja, políticas, etcétera.
Y en esa complejidad es donde nos encontramos día a día. El universo allí está, mátenme seres malditos por ser un idealista, mátenme porque no se vivir aquí y soy tan cobarde que la vida no puedo quitarmela, destrozenme que no me queda más que imitar al judío que dió la vida por nosotros, de poner la otra mejilla, de dar consejos de amor a sus coétaneos, no soy un buen religioso, pero hoy más que nunca si en dar mi vida esta salvar la humanidad, preferiría vivir solo.
Doy cuenta que mi sonrisa es el disfraz perfecto del día y que las lágrimas el elixir por cometer estupideces. Bien comenta Alessandro Baricco en "Castelli di Rabia" hay que tener cuidado con lo que uno desea y puede realizar. En esa misma novela muestra que la gran cantidad de cosas que se escriben es por enfrentar el miedo y sobre la lectura comenta: "...leer no es otra cosa que mirar fijamente un punto para no ser seducidos, y destruidos, por el incontrolable deslizarse del mundo. No se leería, nada, si no fuera por miedo..."
Y en el estado del miedo me encuentro, pero ahora ni la lectura ayuda y la escritura es el escupitajo que le tiro al mundo, es la rabia que guardo, es el coraje comprimido por estar aquí viviendo.
La conciencia sigue, se que me dirán que para que sufrir si la vida es bella, he de afirmarlo, no tengo ningún problema con la vida, sino con el mundo.
Encima, surge el recuerdo de lo que pudo ser o lo que no es, de allí que vuelva al aforismo de Ciorán: Ni lo uno, ni lo otro.
Prefiero escupir al mundo que guardarme el rencor o el resentimiento y hacer que los inocentes paguen por mis estupideces. Prefiero volver a vomitar gracias a la "Nausea" Sartriana. Prefiero de miedo seguir leyendo, prefiero fingir que soy un martir a fingir que la vida es siempre perfecta y que lo vanal y estúpido me deje llevar y arrastrarme hacia las olas de los autómatas espermáticos. Bien lo hacía notar Hemingway el ser humano es como un viejo que espera resarcir sus ansias en cazar un gran pez, pero una manada de tiburones han desecho el sueño de cazar, han acabado con el único fin hacia el final de la vida.
El universo se me muestra con la máscara del hastío, pero la vida como un cúmulo de posibilidades.
Entonces, espero que el silencio sirva de algo y las maldiciones de gente con la que tuve que amar y ser amado se hagan realidad, sólo así podré contribuir al escaparate de su vanidad y malignidad y al final de la vida podré darme cuenta que mi sufrir pudo contribuir a su felicidad, como no se pudo lograr cuando compartimos la vida juntos.
Así es mundo maldito, aqui estoy y llevame a tus entrañas mátame por ser idealista, mátame por no ser aprovechar lo hermoso de la vida, por ser decadente, por ser romántico, a fin de cuentas, los valores y principios son una ilusión. Prefiero fingir el martirio a decir que soy feliz cuando no creo que eso exista en la vida de aquí en adelante.

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