CARTA ABIERTA A LOS POLITÓLOGOS DE LA FCPYS UNAM

Estimados Colegas, sírvase el presente para enviarles un cordial saludo y para compartir ciertas reflexiones a título personal que me he estado planteado estos días, mucho agradezco su comprensión y su tiempo para leer las siguientes líneas.

La formación que nos brinda la UNAM en nuestra carrera nos ha abierto una gama de posibilidades impresionante, lo que da como resultado que cuando nos encontramos al fin de nuestra carrera podemos optar por laborar en diferentes ámbitos, lo anterior,  tiene sus ventajas pues la esencia del politólogo de nuestra casa de estudios es crítico, sabe discernir, tiene conocimientos sólidos de teorías, sabe sustentar y sobre todo argumentar propuestas, sin embargo, es nuestra principal debilidad puesto que el mercado laboral al que nos enfrentamos necesita de herramientas mucho más actuales (dependiendo el ámbito) para desarrollarse plenamente, lo que provoca cierta incompetencia con el esquema laboral en el que vivimos, por tal motivo, los invito a realizar ciertas reflexiones:

El proceso electoral en el que nos encontramos es una oportunidad de poner en práctica los conocimientos adquiridos e incluso una oportunidad de ingresar al sector público, asumamos esa responsabilidad con ética, pues bien, no se si exista un código de ética del politólogo, sin embargo, no esperemos que lo respaldado por un código sea la sujeción de nuestro actuar profesional. En las campañas políticas muchas serán las tentaciones que provoquen un actuar que sirva sólo para la legitimidad personal e incluso a dañar los preceptos democráticos que tanto tiempo nos ha alcanzado transitar, así que más allá de una visión personal asumamos que lo que hagamos tiene consecuencias sociales severas y que está en juego también la reputación de nuestra profesión y de nuestra casa de estudios.

Ahora bien, nunca falta en época de campañas políticas aquel candidato o partido político que te invite a formar parte de sus filas y con el "si ganamos, entras.."  y que esto sea aprovechado para abusar de las funciones que desempeña el politólogo. Lo anterior, abarata nuestra posición en el mundo laboral, provoca que desperdiciemos el tiempo y que si bien se critica una Reforma Laboral que incluye la "etapa de instrucción" como algo gratuito, hay que hacer constar que nuestro trabajo vale y no es cualquier trabajo, pues las consultoras siguen siendo el "War Room" más legítimo y mejor pagado, en ese caso mejor busca adentrarte en ellas.

Entiendo  las necesidades que como ser humano nos enfrentamos, sin embargo, el abaratar el trabajo del politólogo y dejar que se abuse de él en campañas políticas es lo más denigrante creo yo que pueda pasar, sobre todo cuando se balancea en la incertidumbre y en el " a ver si ganamos...". Se que tenemos muchas necesidades y que quizá la posición personal al respecto es de cualquier forma heterogénea, sólo recomiendo balancear el capital de conocimiento que se puede adquirir en una campaña, pero también el económico. Si bien, todos somos libres del ejercicio democrático, hay que hacer presente que como prestadores de servicios profesionales debemos atender a un esquema más allá de la amistad y de los compromisos ideológicos con determinados partidos políticos . Nada me da más coraje cuando a mis colegas en campañas políticas no se les retribuya económicamente lo que se merece y que los candidatos o partidos opten por invertir en grandes estudios, que bien pueden hacer si se les preparase mejor los politólogos de la UNAM. Me da mucho más coraje cuando se abusa de la amistad o preferencia ideológica, pues esto abarata, insisto, nuestro actuar profesional. 

Aquí una de tantas raíces de fondo y es que debemos actualizar nuestra formación en tanto la democracia y la mercadotécnica política lo exigen, pues al politólogo de la UNAM se le sigue observando como aquel que puede armar discursos, movilizar las masas, engañar con la palabra. La realidad es otra, el politólogo de la Facultad de Ciencias Políticas que se actualiza y se sabe mover en el mundo tiene muchas posibilidades de salir adelante (si así lo desea también), así lo demuestran nuestros grandes maestros, sin embargo, los seguimos viendo como "grandes maestros", mejor aprendamos en su actuar cuales son sus fortalezas y debilidades, así como cada uno, creo yo, debe hacerlo a diario para irse abriendo paso en el mundo. 

Nada me da más coraje también que el politólogo de la UNAM se la pase haciendo alusiones sin sentido en las redes sociales, con carencia de argumentación, con comentarios racistas, xenófobos, carentes de lógica, que en lugar de aprovechar estos espacios para guiar a las personas que no saben mucho de estos temas. Si bien, el hartazgo que provoca la clase política es por demás evidente, creo que el politólogo debe abordarlo con una metodología más allá de la versión "tropical" de lo que eso significa. Se supone que somos una minoría de pensadores de lo político a nivel nacional y encima seguimos tropicalizando el discurso, pues eso sirve de poco, creo yo, para criticar con fundamentos a la clase política. Ejerzamos con responsabilidad la libertad de expresión y si lo haces como politólogo aún tienes una responsabilidad mayor. 

En consecuencia,  nuestro trabajo más allá del ámbito profesional también es parte de educar políticamente a las personas, es decir, si tenemos herramientas sólidas para comprender el sistema electoral, de partidos y por supuesto el sistema político, que nuestro trabajo no remunerado sea aquel que ayude a ampliar la cultura política del país y si es remunerado también que éste de a través de la academia y la investigación política con parámetros contemporáneos (sin perder nuestro tacto de manejo de los clásicos o nuevos clásicos) de la teoría política, el Internet es una buena herramienta, es por ello que el ejercicio debe hacerse con responsabilidad.

Hace unos días alguien me dijo que uno es esclavo de lo que dice y amo de lo que calla, en cierto sentido, creo que se aplica a esto, si el politólogo se esclaviza de un discurso descalificador, tendrá en sus palabras el mejor amo del cual será muy difícil desprenderse.

Hago el llamado entonces a que no se denigre nuestro trabajo y que para que eso no suceda también hay que a diario actualizarse, porque confío en que el politólogo de nuestra casa de estudios tiene una responsabilidad ética ante su sociedad, tanto en las campañas políticas como en los cargos públicos. 

!BASTA DE ABUSAR DE NUESTRA PROFESIÓN! 

 DAVID TORRES YÁÑEZ

Comentarios

  1. Coincido totalemnte contigo, amigo mío. Ante los tiempos electorales difíciles que se vienen tenemos la obligación y la responsabilidad de elevar el debate público con opiniones razonadas, fundamentadas, y coherentes con nuestro accionar y análisis coyuntural del día a día.

    Felicito que compartas este artículo con todos nosotros. Sin duda alguna, este es un ejercicio que ayuda a fortalecer nuestra imagen y trabajo con los miembros de la sociedad interesados en informarse. Un fuerte abrazo amigo mío!!

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