Toda construcción racional es un espejismo, ya lo había dicho Schopenhauer: la intensa actividad de la voluntad de representación. Yo puedo configurar lo que quiera, el imaginario es tan amplio que la creatividad se forja de distintas maneras, incluso desde la misma respiración me reafirma aquí involuntariamente.
¿A dónde quiero ir con este pequeño preámbulo? Si decimos que el mundo es complejo, es que de verdad lo es, empero, es una construcción de la complejidad y la capacidad de problematización que cada individuo le da desde su perspectiva; aunque digan que me casé con Ortega y Gasset, no he entendido más que a través de sus letras estos comportamientos (construcciones racionales) que apuntan a un consenso y a una deliberación de las categorías por las cuales se rige nuestro actuar en la vida; el mundo es perspectiva, bien dice el filósofo español, entonces, tendemos hacia la interpretación del mundo a través de la circunstancia propia. Ésta idea de Ortega, incluso es acotada si de pronto de-construimos la circunstancia, esto daría como resultado un vacío, por allí un literato le llamó "levedad" yo le llamo hastío.
¿Por qué de pronto me cobijo en tales teorías? sólo para justificar que yo no he sido capaz en el ahora determinar el mundo con unos ojos que no sean los míos, me cobijo en la filosofía, error primordial pero a la vez salvador cuando el alrededor es un conjunto de simulaciones y máscaras humanas en las cuales la sonrisa es de por sí forzada. Donde el individuo no hace más que enfrentarse al teatro de la vida, jugar sus roles sociales, donde la multiplicidad de morales me provoca un hastío, donde el amor cortés tanto del que me hablaron Octavio Paz y George Bataille en mi adolescencia son simples construcciones estúpidas que se configuraron a través de la literatura. Grave error, la literatura sigue siendo un ideal y comprensivo ingrediente del cual uno se enamora y dónde uno aprende a enamorarse. Aunque es más factible hacerlo a la forma de un gran ideario como aquel que tuvo "El ingenioso Hidalgo" que a cualquier porquería que existe por allí por la TV. Pero más allá de lo anterior, siguen siendo risible pero a la vez contradictorios aquellos cuentos de princesas, príncipes etcétera; porque incluso la monarquía es un régimen por demás rebasado al cual creo yo tendemos únicamente por nuestra pasión al autoritarismo, sin embargo, también hay que tener una construcción racional muy creativa para esgrimir esas historias mágicas.
Las construcciones racionales siguen siendo ideales, simples representaciones simbólicas aspiracionales, que definen cánones estéticos e incluso menguan la creatividad humana. Que pena que el mundo en el que vivo sea así de complejo y entonces pese más el ideal de un príncipe y una princesa que el de cooperación comunitaria, qué el del valor del esfuerzo. Las construcciones racionales, en tanto modelo y esquema funcionan para la toma de decisiones, pero aún así remitiéndome nuevamente a Schopenhauer y complementado por Nietzsche siguen siendo simplemente cánones de imperio moral que lo tenemos que salvar de alguna forma por el sentido innato de preservar la vida. Aúnado al perspectivismo Orteguiano, ésta hoy en día es mi perspectiva de mundo: aquel en el cual las construcciones racionales sólo sirven para justificar la vida, sin ello, no hay mundo, existe el vacío.. Y el amor cortés ya lo percibo dentro de esa categorización...
Y el vacío sigue siento también aún otra maldita construcción racional... Por ello nada más certero que el hastío del desfile de máscaras a mi alrededor... cuando la sinceridad ahora me parece un simple cuento de hadas...
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