Los Límites de la Existencia.

("Un Mundo" Ángeles Santos. Museo Reina Sofía, Madrid) 

¿Hasta dónde llegan los sueños? es sin duda la gran variedad de cosas que van pasando. Vivir en el mundo de lo imaginario despeja en sí una serie de dudas y desplazamientos hacia lo deseable y confortable. Hasta la fecha no conozco a nadie que no haya pensado un futuro donde creemos que todo venga mejor. El problema no es ese... el problema es que sigue siendo hasta cierto punto algo imaginario. 

Hace años escribía y de hecho lo dije alguna vez "el universo de lo concreto es tan pequeño o tan fácil de evadir que vivimos en un mundo más allá de lo real... el universo del deseo". En todo este tiempo en el cual me siento en la noria de la vida, a veces lo concreto parece diluirse como un espejismo y entonces es cuando no se establecen los límites de la existencia, que es ese monstruo inevitable en el cual salimos avantes para anular la concreción de nuestras decisiones. 

Sí, la eterena confusión es el embrolle permanente, el universo de lo concreto además de tan pequeño es de por si el sombrío; los físicos le llamarían el principio de incertidumbre. En ese sentido comprendo hoy en día que los límites de la existencia no son coercitivos de una sociedad enajenada, sí no,  son los grilletes que nos atan a la búsqueda de lo deseable que a la par cuando no se cumplen crean la frustración y la inconformidad con eso mismo. 

En síntonía... me voy atando a aquello que en algunos rubros de la vida permiten una involución y quizá la fuga y el escape (el principio de Fuga que aplicó Fellini en algunas películas) es esa eterna disparidad entre el ser o no ser. entre el deber ser o en el atinarnos a todo aquello que deseamos. La fuga de lo concreto es esa imaginación desbordante que nos impide e impele a la vida como un secreto... Lo deseable es síntoma de lo imaginable. Construir significa actuar y concretizar... Bajo esa perspectiva empezamos con los límites de la existencia y así mismo los límites de lo imaginario.

Hoy observo como ese amor se diluye, se descompone porque nunca llegó a concretizarse... hoy veo como ese corazón que se enamoró va derramando la sangre de su herida y la va absorbiendo de nuevo para no perderse en lo efímero de la existencia y que no establece los límites necesarios de concreción. 

A veces no es que tengamos la culpa, bien lo decía Karl Jaspers citado por Albert Camus: "El fracaso no muestra, más allá de toda explicación y de toda interpretación posible,  la nada, sino el ser de la trascendencia". La respuesta de Camus es que también nos hemos familiarizado con lo místico tanto que es también legítimo pensar e imaginar, desear y familiarizarse con lo místico, en el terreno de las ideas y de los deseos. 

No se concretiza algo por aquello del temor al fracaso... si de por sí no todo en la vida es éxito... He visto como se desmoronan los seres humanos ante el fracaso y los he visto salir de eso, yo he sido protagonista en esa empresa. Entonces, nos queda un poco de esperanza a la trascendencia. Miedo al olvido... miedo a establecer los límites a la imaginación. 

Perder y no perderse en los sueños, seguir y no rechazar las sonrisas que nos da la vida, fracasar y levantarse, concretizar y saber que el mundo de allá afuera es un mundo que parte de una idea. Toda revolución nace de una buena idea... hoy las revoluciones individuales se incomodan y se impactan ante la mirada que sólo contempla y no profundiza...

Hoy ante el fracaso te digo y me levanto, con el corazón entre las manos, sigue derramando sangre, pero sigue latiendo, como aquel corazón delator que describió Allan Poe y que perturba la mente de los seres humanos... hoy te digo que estoy más cerca del universo de lo concreto... 

Y como dijeran los Héroes del Silencio..." Con un grito de esperanza te digo ADIOS...".




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